Relfexiones acerca de cómo proceder con la enseñanza clínica de la medicina en pandemia
La publicación de la Universidad Flinders (Adelaida, Australia) que publicamos a continuación, plantea un problema critico de abordaje inmediato en educación médica práctica y en salud pública: ¿Qué debemos hacer en la situación actual de pandemia respecto a la formación clínica de estudiantes de medicina en salas asistenciales y polilclínicas? ¿Debemos optar por seguirla cesando mientras dure la pandemia para no exponer los alumnos a contagio ,y transformarlos así en vectores de diseminación, o establecer su concurrencia siguiendo protocoles estrictos de seguridad e impidiendo su presencia solamente en ocasiones de gran exposición?
La primera opción apunta a sus seguridad y al control de diseminación, la segunda a la continuidad de su formación, a su entrenamiento clínico en situación de pandemia (pues otras vendrán) y a su solidaridad con los pacientes – con o sin COVID-19 aún corriendo un riesgo. Se trata de una decisión en que entran en juego la necesidad de formación permanente de nuevos médicos, el aprendizaje de la práctica en pandemia, la prevención de contagio y diseminación y la esencia de la medicina. Una vez más la vida, y la vida médica nos obligan a tomar decisiones en la incertidumbre. Pero hay que optar.
Australia es Australia y Uruguay es Uruguay, pero hay un sentido universal del desempeño médico que los comprende por igual. Por supuesto que así como ellos obran de acuerdo a normativas de sus organizaciones académicas y de salud publica estatal nosotros debemos actuar como un solo cuerpo en acuerdo entre las autoridades del Estado (en especial las Sanitarias) las de la enseñanza (en especial la enseñanza terciaria) y quienes dirigen nuestra propia Universidad y su Facultad de Medicina. El consenso, el acuerdo y su respeto es el único cimiento sólido para resistir y avanzar. Aclarado esto, el problema igual está sobre la mesa”.
Nuestro currículo de medicina incluye la concurrencia a servicios asistenciales desde primer año, pero la formación clínica más intensa y decisiva ocurre desde tercer año en adelante. Si bien nuestros internos (sexto año, internado obligatorio) siguen trabajando en la asistencia normalmente (sala y guardias de emergencia) quizá ha llegado el momento de pensar en que forma se puede restablecer la formación clínica práctica imprescindible en 3º, 4º y 5º año, que se ha visto interrumpida lógicamente por el estado de pandemia.
Estas medidas universales de “interrupción” y aislamiento han sido la primera barrera que ha permitido en Uruguay contener la pandemia. Fueron medidas que también se aplicaron a los estudiantes de nuestra facultad. Han sido efectivas. Un factor decisivo fue el compromiso responsable de la población. Sin embargo hemos visto como su abandono parcial por una proporción de ciudadanos – y quizá por algunas instituciones- ha facilitado un “rebrote de casos” en estos días. Pero insistiendo en reavivar el sentido de responsabilidad en todos, igual debemos tomar resoluciones sobre el caso especialísimo de la formación de nuevos médicos.
Ante situaciones desconocidas procedemos (considerando la experiencia y conocimiento de ocasiones parecidas del pasado) por prueba y error y nos vamos adaptando a los resultados. Caminamos siempre con un margen de incertidumbre. Pero aún siendo totalmente consientes de ese margen quizá llegó el momento de pensar entre todos como ensayaremos reiniciar la formación clínica práctica.
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