Existen tres principios esenciales que son sostén y motor del humanismo:
1) conocimiento integral del ser humano,
2) desarrollo personal equilibrado en todos los planos y
3) práctica consciente de la cooperación y la solidaridad, en especial con los más débiles.
Estos principios adquieren sesgos muy específicos en medicina, pues el ser humano es el que padece y sufre.
Esto implica que en la formación debe ponerse el acento en estos elementos clave, lo que junto a una cuidadosa formación científica y a la adquisición de las habilidades clínicas son competencias esenciales del médico del siglo XXI.
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