Reflexiones de los estudiantes durante la pandemia
Leandro Martínez
Cursando 4º año, Humanismo III
Abril de 2020
Vivimos bajo la ley de la incertidumbre continua. La incertidumbre es el hecho concreto de no saber si lo que esperamos de nuestras vidas se concretizará, o peor aún, el no saber qué nos depara el mañana. La incertidumbre está referida a lo inesperado, a lo cambiante de la vida en todos sus aspectos.
Esta incertidumbre está presente en nuestro día a día, en muchas cuestiones que nos rodean, de donde pueden surgir muchas preguntas, tales como:
¿Habrá vida después de la muerte?
¿Me despertaré mañana, si duermo hoy?
¿Mis padres vivirán hasta que sea adulto?
La cuestión radica, en que cuando asumimos estos hechos, como hechos ajenos a nuestro accionar, es decir, en pocas palabras, aceptamos la incertidumbre, estas cuestiones nos dejan de preocupar, las aceptamos, las interiorizamos casi al punto opuesto, como certezas, tengo la certeza de que voy a morir, tengo la certeza de que voy a despertar mañana, tengo la certeza de que mis padres vivirán hasta que sea adulto.
Sin embargo, como la ley de la incertidumbre es más fuerte que nosotros, se encarga cada tanto de mostrárnoslo, con situaciones como la que estamos viviendo hoy en día. Situación que nos desequilibra porque nos saca de nuestra zona de confort, que sería la zona de la certeza, certeza en como es mi rutina, certeza en como está organizado mi día, certeza de que mañana será otro día, pero no será tan distinto al de hoy…
Sin dudas que la situación que todos estamos viviendo, que el mundo está viviendo, es una para la cual ninguno fue preparado, nadie fue avisado de que esto sucedería, a todos nos tomó por sorpresa, y nos rompió los esquemas en cuanto a nuestra planificación con respecto a este año. Todos comenzamos este 2020 con planes, proyecciones de como queríamos desarrollar nuestro año académico, metas por cumplir, sueños, etc.
Y de repente, una situación aparece de la nada, y cambia por completo todo eso, demostrando una vez más, así como tantas situaciones en la vida lo hacen, que nada está escrito, que todo está en continuo dinamismo, que todo está en constante cambio, y que, para la mayoría de estas cuestiones, nosotros, no tenemos el control.
La primera percepción que uno tiende a tener frente a una situación asi es negativa, por lo mencionado anteriormente, de salir de la zona de confort, no perder la rutina, perder el orden, perder el control…
Pero, cuando aceptamos el no tener el control de una responsabilidad como esta, en realidad, cuando aceptamos el no tener responsabilidad sobre un montón de cuestiones, nuestra vida puede tornarse mucha más llevadera, e incluso, podemos dedicar toda esa energía que por lo general solemos dedicar a querer tener el control de todo, siendo esto último muy común en la vida del humano hoy en día, a mejorar como personas, a exprimir nuestras potencialidades, a usar esa “disconformidad” como motivación para, en una situación “atípica”, buscar actividades que también lo sean para nuestra historia de vida, hacer cosas que nunca hicimos, explorar el mundo en el que estamos, y explorarnos a nosotros mismos, en esta viaje de la vida, el cual, esta “plagado” de incertidumbre.
Devolución
Tu escrito demuestra una gran madurez, pensamiento lógico, muy buena comprensión de nuestra relación con lo existente y su devenir, y capacidad real de adaptación a diferentes momentos. Adaptación por supuesto no significa “aguantar”, sino tener en cuenta tranquilamente que eso es así, que no puedo cambiarlo, que puede haber eventualidades, pero conservando el entusiasmo por vivir en el presente. De esa forma -al liberar nuestra mente de ese fútil gasto psicoafectivo- podremos “sacarle el jugo” al máximo a nuestra capacidad como seres humanos.
Realmente quede gratamente sorprendido aunque esperaba algo similar de ti por lo que te conozco de las interacciones anteriores.
Creo que tenemos una gran coincidencia. Pienso lo mismo, he elaborado el mismo tipo de interpretación y aceptación de lo existente y de mi vida. Pienso lo mismo de la rutina, de nuestra simulación de que “nada cambiará”… pero de la realidad de la incertidumbre y de los hechos imprevistos que nos la recuerdan. Yo también he podido elaborar una aceptación bastante tranquila de lo que no controlamos. De esa manera pienso también que viviremos mejor y más cada presente una vez que aceptamos “El Misterio”. Yo le llamo así: “El Misterio”, así con mayúsculas por su inconmensurabilidad, a todo esto que no se puede explicar, o que no esperamos o no sabemos de dónde viene o simplemente que es. Puedo resumirlo así: “El misterio” está allí, y Yo estoy aquí. Ambos somos reales, aunque uno sea prácticamente desconocido, pero el otro es viviente. Yo me dedico a lo que puedo controlar y ahondo en ello lo más que puedo, e incluso a veces hago un pequeño agujerito en la pared del Misterio.
Tú has llegado a estos conceptos, a este encadenamiento de razonamientos y convicciones a una edad temprana, a mí en cambio me llevó más del doble. Pero…. igualmente estoy ahí!.
Buena adaptación entusiasta a la vida, y muy clara forma de decirlo!
Saludos afectuosos
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